Tommy Phan es un norteamericano de origen vietnamita que se gana la vida como autor de novelas policíacas. Rodeado de los lujos que el sueño americano permite, vuelve a casa una noche normal con su Corvette recién sacado del concesionario, sintiendo la velocidad bajo su control y contento con la vida que lleva. Al tiempo, suena el timbre mientras corrige un capítulo del detective privado que le da de comer con sus ventas: Chip Nguyen. Cuando abre la puerta no encuentra a nadie en el umbral, excepto una extraña muñeca de trapo con los ojos y la boca cosidas. Sin darle mayor importancia la arroja en su habitación y continúa escribiendo. Minutos después, al volver del baño, Tommy se queda petrificado por dos sucesos inesperados: En la pantalla del ordenador se puede leer: "El plazo expira al amanecer" y no hay rastro alguno de la muñeca de trapo...
El reputado novelista americano Dean Koontz se adentra en el terreno del vudú y la superchería en esta interesante obra. Una cadena de acontecimientos narrados a una velocidad endiablada, donde el protagonista se ve continuamente perseguido por los dos males que se encuentra en su vida: el rechazo de su familia por su abandono de la cultura que le vio nacer y caer en la vorágine de consumismo y costumbres americanas; y la aparición de una muñeca que desata un infortunio de viaje por salvaguardar su vida.
Koontz, rivalizado históricamente con Stephen King en le mercado del terror y el suspense, muestra sus credenciales en otros campos de la literatura contemporánea de terror. No es que la novela no tenga situaciones terroríficas, porque las tiene, pero desprende un aire de "road movie" que pega perfectamente con el veloz desarrollo de los hechos. Debido a la lucha interior del personaje por saber el camino a elegir, las conversaciones telefónicas con su madre sustentan la intriga, e incluso, le añaden un punto de empatía con Phan que perdura toda la lectura.
La eterna lucha entre tradición y avance, especialmente marcado en sociedades más arraigadas a los valores familiares, ha sido siempre usada en todas las esferas culturales posibles. En la novela que nos ocupa, ese contraste se eleva hasta las máximas cotas de hostilidad, hasta mostrar picos lineales tan extremos como la desaprobación o la ignorancia familiar.
Algo tan común como puede ser no ir a comer a casa de los padres cada domingo, se convierte en una humillación para la familia, que ve en Tommy un buen chico que ha sucumbido a unos valores culturales erróneos, y que por culpa de los mismos, la fractura familiar se hace más evidente. La madre no puede comprender por qué un chico de veintitrés años necesita un Corvette o una casa tan grande para él sólo. También obtiene reprimendas por su soltería, y por no querer casarse con una buena chica vietnamita, como han hecho sus hermanos, que aún siguen regentando la fábrica de pan familiar, trabajando codo con codo. El protagonista de esta ficción, como añadíamos, sufre para guiar su futuro a buen puerto. De hecho, nada de lo que hace tiene buenas respuestas de cara a la familia, y ese vacío no le permite romper con esa apatía familiar. Por momentos, su frustración y paciencia se ven alterados en la mente del lector, ya que en algunas situaciones, la paciencia del muchacho no termina de quedar natural en el tipo de acoso que recibe, otorgando a algunos personajes secundarios la etiqueta de sobreactuación. Este matiz es especialmente claro en la madre, que no cesa en su empeño de traer a su hijo de vuelta a lo que ella considera la realidad, y que durante sus apariciones impregna un leve pico de desesperación a la lectura, que por suerte el autor dribla elegantemente con una elogiable narrativa, fluida y rápida entre intersecciones, que dotan a la misma de un dinamismo absolutamente necesario para crear la tensión adecuada.
Luego está el evidente acoso de la muñeca (que no avanzaré en exceso), que pone a Tommy entre la espada y la pared durante el noventa por ciento de la novela. Su crueldad choca directamente con el carácter afable del protagonista, y lo lleva a límites de esquizofrenia y preocupación por no saber qué o por qué le está persiguiendo. Lo interesante de la narrativa del autor americano es su capacidad para crear ambientaciones agónicas, en este caso, hábilmente tratadas con la inclusión de la familia y una extravagante camarera rubia que accidentalmente se ve involucrada en el encuentro con lo que sea que quedaba bajo la muñeca de trapo. Todos estos ingredientes se mezclan de manera explosiva con la velocidad de acción. El relato no permite ni un sólo momento de soslayo, sino todo lo contrario, te hace leer más y más rápido para saber hasta qué punto va llegar la mente del protagonista para salvar todos los escollos.
El espíritu de persecución tipo "road movie" no cesa en prácticamente la totalidad de la lectura. Ya sea por carretera o a pie, el protagonista se ve perseguido de manera agresiva por un enemigo temible, a la par que desconocido, que también crea una capa de incertidumbre en la historia, que va ganando en velocidad cuanto más cerca está del final.
Interesante mezcla de géneros que se lee de manera ágil, y que atiende a valores culturales y desuniones familiares fuertemente arraigados. Recomendable título con sorprendente final, que aboga por la crueldad humana, siendo esta una seña de identidad propia en su esencia.
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