martes, 4 de diciembre de 2012

Insidious



Ya tenía ganas de ver la nueva criatura del creador de "Saw", el australiano James Wan. Después de "Sentencia de muerte" (2007), que dejó una sensación bastante agridulce, nos llegaba una visión más clasicista del mito de los fantasmas y las posesiones. El legado de este director está impregnado de esa esencia insalubre y meticulosa. Esa sensación lúgubre -con una fotografía muy oscura- no nos abandona en todo el metraje. Cuidadoso en los detalles. Elegante en el manejo de la cámara. Un buen director.

Pero no todo es el monte es orégano, lamentablemente. En este caso, Wan se olvida de la característica principal que le dio la fama que ahora tiene: la sorpresa. "Insidious" es una película correcta, empecemos por el principio. No ofende a la vista -aunque algunos diálogos chirrían en el oído- y mantiene la tensión necesaria para llegar a un final bastante decente. Sin embargo, la sensación de irregularidad no nos abandona durante todo el metraje. Ahondemos en ella pues.

Josh (Patrick Wilson) y Rena (Rose Byrne) son una pareja común instalada en una gran casa a las afueras de cualquier ciudad americana. Viven apaciblemente sus vidas con tres hijos. De repente, uno de ellos entra en un trágico proceso comatoso que mantiene a la familia en vilo. A su vez, coincidiendo con tan desgraciado accidente -pelín forzado- una serie de actividades paranormales les invaden, sin tener claro qué pertenece a la realidad y qué es producto de su imaginación.

Los padres se ven forzados a pedir ayuda "profesional" ante las dudas.

Bajo esta masticada premisa, la acción se sitúa principalmente en las reacciones morales y sentimentales de la pareja protagonista. Ellos, intentan -que no es poco con esos diálogos tan poco eficientes- sujetar la credulidad del espectador con algunos clichés tanto de género, como de "género", es decir, el típico hombre incrédulo ante lo que ve; la típica mujer paranóica que da su brazo a torcer al primer jarrón roto por el aire. Es una pena que el guión  sea la parte menos consistente de la peli, porque hubiese aumentado sus posibilidades de convertirse en un clásico. De momento, se va a quedar en el intento, pese a que la segunda parte está en marcha.

La primera media hora del metraje es prescindible a todas miras. Sale a cuentas ponerse a hacer un caldito de cocido en este frío invernal, que sentarse a ver esos treina minutos. Absolutamente innecesarios. Totalmente mejorables. Si se aguantan estos "preliminares", la verdad es que la acción aumenta la dósis de sustos, apariciones y cuidados decorados, que, gracias a Dios, mejoran la nota final. Lo hacen tanto, que casi deja un buen sabor de boca cuando su demente y rápido final llega a puerto. Hasta que empiezan a pasar cosas en la casa, el espectador se ve torturado por algunos comentarios rarísimos que la pareja tiene que solventar como puede. De veras, hay algunas partes de los diálogos que mantienen que son sonrojantes. Me recuerda al "mejor" Shyamalan...


Mejoría. A partir de aquel despropósito, la cinta se concentra en lo que debe ser una película de terror. Y lo hace bastante bien. De hecho, es una pena que el principio lastre tanto el sentimiento de conexión con la pareja protagonista, pero bueno, no se puede hacer nada. A partir de ese punto, la acción se blinda ante el escepticismo. Es tanta la carga de tensión, que el visionado no permite un descanso. Los sustos, eso sí, son justitos, pero muy, muy bien conseguidos. Lo mejor de la película, sin duda, es la ambientación. La sensación de que algo malo va a suceder en cualquier momento -especialmente en el último cuarto- es notoria. Aquí sí tenemos que decir que Wan hace un trabajo realmente convincente en la dirección, pues tiene varias imágenes bastante escalofriantes, haciendo que el espectador esté en constante tensión. 

La oscuridad y la lúgubre luz dan una atmósfera tétrica al film

Poco a poco, la hemorragia de incertidumbre se dispara. Como decimos, los últimos quince minutos son sobrios. Son perfectos. Una vez descubierto lo que pasa -para el que lo haga- el desarrollo es un filón de situaciones bizarras, oscuras y dantescas, que a buen seguro darán lo que un espectador exigente reclama en este tipo de films. Los seres que aparecen y desaparecen están muy bien caracterizados. Su aparición es bastante original, y su función no reside en inquietar, sino en asustar, lo cuál se agradece (especial atención a la secuencia de los espejos; qué tendrán los espejos que tanto inquietan...).

En resumen, "Insidious" es una cinta decente. Deslucida en su primer tercio, decente en su intermedio, y muy bien conseguida en su parte final. Tamaña irregularidad en el guión acorta la vida de su originalidad final, pero por suerte, el cerebro es listo. Seguro que sólo nos dejará las imágenes que más nos sugieren. Nos quedarán esas risas diabólicas y ese "boom" de acontecimientos que se suceden continuamente durante el desenlace, cuajando una apetecible caída del telón. En marcha "Insidious II", pero no cantemos victoria, porque repite guionista... 

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