Vuelta a la comarca. Por fin llegó la hora de disfrutar del universo Tolkien. Pasados casi diez años desde la sublime "El Retorno del Rey", Peter Jackson vuelve a contar la particular historia del autor sudafricano J. R. R. Tolkien.
Cuando el cine se pone a oscuras, el espectador se sumerge en los bellos parajes de la comarca (rodados como sabréis en Nueva Zelanda), y lo hace de lleno. El esplendor con que Jackson dirije la cámara es puro espectáculo. Los ángulos cenitales otorgan a la dirección de un papel esencial para mantener la frenética escala de aventuras de la película.
Esencia. Quizá ésta sea la palabra que resume mejor lo que los ciento sesenta minutos de magia proponen. Una especie de vuelta al maravilloso orígen de la anterior trilogía. Mágica a todos los efectos. Y es que la sensación de volver a sentir aquellos parajes, aventuras y diálogos muy fluidos se acrecenta cuando el film se inicia. Esto es bueno, y por desgracia, malo. Por el lado positivo encontramos la certeza de que el mundo elegantemente propuesto por el director noezelandés sigue en pie, y con muy buena forma. Los momentos humorísticos son mayores, la dósis de aventuras prácticamente iguala -o incluso supera- las de las otras películas y el emocionante ritmo no decae en ningún momento haciéndote pasar las casi tres horas como si fueran tres minutos.
Por contra, y lamentablemente, el cerebro humano tiende a comparar elementos parecidos por muy diferentes que parezcan. Y si lo hacemos aquí, "El Hobbit" tiende a salir ligeramente perjudicado. Sé que es injusto el término "comparación", pero es inevitable. Por culpa del éxito que la anterior trilogía ha bebido, la sensación algo diáfana que queda al finalizar esta primera parte es relativa. No es vacío, no llega exactamente a ser un arrepentimiento -pues la cinta está muy bien hecha, y entretiene mucho-, pero otorga un halo de desilusión gradual, que va creciendo hasta el insulso -y climático, como no podía ser de otra forma esperando dos espisodios más- final.
La reunión de los poderosos allanará el camino a seguir
Mero entretenimiento. La historia tarda en arrancar, pero lo hace con empuje y colma las ganas de los más puristas con la aparición de Frodo. De hecho, antes de comenzar con el flashback principal, que da vida a "El Hobbit", Bilbo y Frodo coinciden varias escenas durante la preparación de la "despedida" de Bilbo. Es aquí donde el espectador vuelve a sonreír al imaginar todo lo que luego sucederá. Si unimos mentalmente todas las secuencias que quedan en la cabeza, la diversión no nos abandonará en todo el metraje.
Los cameos son, en general, otro de los puntos fuertes de la película. Sirven para aliviar el exigente lado purista, y suman para el resto de perfiles que vean la cinta. En ambos casos, ver caras conocidas ayuda a mantener ambos universos unidos, y eso nunca puede ser malo. Volvemos a observar a un Saruman "bueno", donde sesenta años antes aún no existía la traición que tuvo lugar durante la trilogía posterior, y esto también está muy bien conseguido, haciendo que te olvides por completo de posteriores trifulcas entre los protagonistas. Esto dice mucho de la atmósfera y del ritmo alto que mantiene en cuanto a tensión y acontecimientos. La película, repito, es muy digna. Pero...
Los graciosos -y estúpidos- trolls, una de las partes más ingeniosos del film
El humor es, sin duda, uno de los grandes guiños al libro de Tolkien. Perfectamente adaptado, por otra parte, los golpes de humor son seña de identidad durante todo el metraje. El guión firmado por hasta cuatro personas -entre ellos Guillermo del Toro, principal ideólogo de la idea hasta que abandonó el proyecto- está perfectamente asociado al libro -incluso más fiel que la anterior adaptación- y su frescura hace más llevadera la carga de minutos un tanto insustanciales.
Sí, hay demasiados minutos "discutibles". Esta sensación es incómoda, porque el espectador, cuando ve este tipo de aventuras, tiende a querer que los acontecimientos se cuenten con detalle... pero quizás no tanto. La verdad es que no tiene pérdida, todo está contado a las mil maravillas, pero al salir del cine, con sólo abrir las orejas un poco se puede escuchar lo que todos pensamos: ¿Por qué tres películas? En efecto, la opinión que antes contaba es mútua entre los asistentes. Da la sensación de que han querido empacar demasiado durante otras nueve horas (divididas en tres partes), y las trescientas treinta páginas de "El Hobbit" no dan para tanta película. Es obvio, la gallina de los huevos de oro va a funcionar, pero el espectador es inteligente. No se deja amedrentar por números, lo que quiere son hechos. Aquí es donde lamentablemente el film decae ligeramente con respecto a los anteriores. Se han adornado demasiado en detalles bastante banales -sabemos que hay trece enanos, pero, ¿es necesario presentarlos a todos?- Para gustos, los colores, pero yo creo que unos cuarenta minutos totales sobran definitivamente. Esta reducción de metraje innecesario habría dado un impulso al ritmo. No obstante, los productores saben del buen hacer de Jackson, y el dinero volverá a las arcas en mayor cantidad dividiendo entre tres, en vez de entre dos. Pues dos películas habría sido ideal.
Una pena, pero los hechos mandan. Repito y resumo, no es que la película esté mal, no hay arrepentimiento, no deja un vacío perenne, pero honestamente, deja algo que desear. La atmósfera se mantiene -o incrementa-, los paisajes son impresionantes, la música es reveladora y elegante a partes iguales. Todo. Todo en general está bien, pero si lo miramos desde el lado más particular y puro, que es el visionado, podremos observar que le falta algo -en este caso, casi que le sobra- que hubiese mantenido mejor las ganas terribles que tendríamos de ver la segunda parte. En mi caso, ya no me muero de ganas de hacerlo. Podría incluso decir que no iré a verla en la primera semana. Y esto es algo impensable cuando apareció "Las Dos Torres", puse pies en polvorosa para verla el mismo día del estreno. ¿Ha perdido el factor sorpresa? Evidentemente, ni lo comento. Es obvio. La peli no sorprende, pero no queremos que lo haga. Lo que queremos -y hay que aplaudir porque lo han conseguido a la perfección- es rememorar aquellos mágicos momentos rodeados de hobbits, enanos y trasgos que pelean por su propia identidad. Maravilloso colofón de paisajes que agradan la vista del espectador, creando vida desde el inicio, dando ese toque personal que sólo Jackson puede dar. Es algo grande, la película es grande. Sin embargo, entiendo a gente que pueda haberle dejado con ganas de más, y gente que pueda coincidir con lo que aquí narramos. Puede que le sobren cosas para unos, o que le falten para otros, pero lo que está claro es que "El Hobbit" entretiene, impresiona y rememora momentos anteriores con espectaculares efectos especiales y elenco de actores muy bien elegido. Os toca a vosotros decidir. Esto es un viaje inesperado...
Buen comentario de una buena película que podría haber sido mejor. Coincido en que el problema viene de la comparación con la excepcional El Señor de los Anillos. Le dediqué un artículo detallado hace tiempo, por si te interesa: http://laestaciondelfotogramaperdido.blogspot.com.es/2012/12/guia-de-el-hobbit.html Un saludo!
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