viernes, 26 de octubre de 2012

Creep



Como decía un buen amigo: "A ver si pones pelis más independientes". Bien. A ver quien conoce ésta...
Y no es una amenaza, todo lo contrario. Es casi un aliciente, porque la película que nos ocupa tuvo un paso delicado por las retinas de los espectadores. En otras palabras, no tuvo mucha repercusión y sufrió una crítica bastante feroz con respecto a la calidad del producto final, que no desmerece en absoluto.

La totalidad de la historia se ciñe y gira sobre la bella actriz alemana Franka Potente (El Caso Bourne), que en una noche de juerga terrible se queda dormida en el andén de una estación cualquiera del metro londinense. Al despertar, con una resaca considerable, observa que todas las salidas están bloqueadas. Cuando el pánico comienza a hacer acto de presencia, lo que parece el último metro de la noche estaciona frente a ella con el aparente alivio que eso supone. Sin embargo, pronto empieza a notar que algo no marcha bien. Primero, porque el vagón está completamente vacío; y segundo, porque al llegar al final del trayecto, la parada nada tiene que ver con su hogar, sino con una red de túneles oscuros que hacen el lugar de cocheras. El problema no es la oscuridad, sino el ser que la gobierna...

Bajo este interesante -y a la vez, poco original trasfondo- da comienzo el viaje por pasadizos lúgubres y oscuridad latente, donde una lograda ambientación hace sumar bastantes puntos al resultado final del film. La realidad es que la cinta recorre varios caminos del género, cumpliendo en su justa medida con todo lo que el espectador quiere ver (escenas violentas, un asesino extraño y sádico, sustos, etc.). No obstante, los clichés son demasiado evidentes en los protagonistas -especialmente en el papel de la actriz alemana, que rubia donde las haya nos estremece con su estupidez demasiadas veces. Pese a estos obstáculos, la calidad de la cinta tiene varios momentos interesantes, que hacen que la película no deba ser vista desde la infravaloración

Kate, haciendo frente como puede al psicópata que descansa entre los túneles de metro

Por un lado, como añadíamos antes, está  la ambientación y la fotografía de alta calidad. Durante la pesadilla que vive la muchacha, nos encontramos una serie de enfermizos pasadizos, con unos tonos grises muy conseguidos, dando el aspecto de agobio que, sin duda, el director quería conseguir. La sensación de inquietud es total. Debido al giro inteligente de cámara, el espectador no lleva a observar de lleno al demente en la primera mitad de la película (lo cuál es un acierto), dotando de planos directos y detallados de la criatura durante la segunda (lo cuál es otro acierto más). Con esta fórmula de pasadizos oscuros y enigma en la identidad del ser que todo controla ahí abajo, Creep camina lenta pero sobriamente hacia una serie de acontecimientos que -quitando los clichés arriba comentados- dotan a la trama de un alto nivel de intensidad.

Por otro lado, resaltan los momentos gore comedidos que el director decidió insertar, y que no parecen gratuitos, teniendo en cuenta la procedencia del ser -que se va destapando durante el metraje. Elegidos con cuenta gotas, pero muy, muy detallistas, las secuencias se solapan con huidas varias de la protagonista, que en algún momento se encuentra con algún secundario que nada extra añade al contenido global, pero que son necesarios para elevar el nivel de "voy a ponerme justo detrás de esta ventana, para que el monstruo me coma". Bien. Clichés. Bien. ¿Necesarios? ... ya no contesto. El caso es que hay varias secuencias bastante logradas, y cuya tensión y silencios atmosféricos hace que el film se sostenga y no decaiga en su principal valor: entretener. (ojo a la escena de la sala de curas. Agonizante). ¿Un quirófano en un metro?. Bien. ¿Clichés?. Bien...

"No me hagas daño por favor. Te prometo que no diré nada..."

En definitiva, una película suficiente en contenido, suficiente en sustos, normalita en cuanto a desarrollo, pero que nada tiene que ver con un desastre cinematográfico. Insisto, de hecho, tiene buenos momentos que hacen que la película pase del cinco -por los pelos, eso sí- y se quede en un intento de algo que hubiera tenido más tirón con algo menos de estereotipos vistos mil veces en otras películas de género.

Aún así, el director inglés Christopher Smith (con mejor mano en Black Death, con Sean Bean) juega bien con la conseguida ambientación y es capaz de crear situaciones de huida y tensión bastante conseguidas. Mención aparte para la moraleja del final, donde el ser humano vuelve a quedar reflejado en todo su explendor... Aceptable, pero no una ruina.

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