sábado, 10 de noviembre de 2012

The Cabin in the Woods (La Cabaña del Bosque)



Lo primero que uno se pregunta cuando ve una película así es, sin duda, ¿el director se ha quedado con la audiencia? ¡Por supuesto!, qué otra respuestra cabría sino. Impresionante ejercicio de ejecución y vacile por partes iguales. Que no se entienda mal, la película no tiene un ápice de aburrimiento, sino todo lo contrario, es una oda al "reirse de sí mismo". En este caso, a reirse del género de terror, pero con un trasfondo terrorífico evidente. Dósis de gore y humor a partes iguales. Desenlace bizarro e inolvidable por otro lado. Al finalizar la cinta, uno sólo puede preguntarse si en Estados Unidos la marihuana es legal...

Desglosemos pues tamaña obra inolvidable. Primero de todo, he decidido no mostrar ni una sola imagen de la peli (lo he hecho en todas menos en esta). Con esto, provoco e intento convencer al lector de que la vea sin más tapujos que la propia carátula (que por cierto animo a echar otra ojeada al finalizar el visionado, y que atónitos lean entre líneas el vacilazo de los creadores). Partiendo de esa base, el texto se basará en la experiencia que un espectador con experiencia en el género, como el que les redacta, haya flipado en colores con la demencia brillante de una idea perfecta.

¿Estereotipos? Claro, tan recurrentes en todas mis críticas, aquí también aparecen, y mucho. Muchísimo. El problema es que pensamos sólo en eso (acierto del film) y luego nos sorprendemos con las vueltas de tuerca sin sentido (o con todo el del mundo) made in Drew Goddard, que sin duda ha mamado del terror durante toda su vida, y que nunca se imaginó poder crear un producto de tantísima calidad.

La temática es sencilla en su esencia, complejísima en su fórmula de desarrollo: Cinco jóvenes se preparan para ir a la cabaña de un familiar del grupo. Cogen cuatro cosas -importantes los bikinis- y camioneta de Scooby Doo en marcha, se disponen a pasarlo en grande (¡Somos americanos!). Al llegar a la misma, algo parecido a Evil Dead sucede, luego avanza ligeramente hasta Viernes 13, para terminar siendo una orgía de cambios de guión absolutamente inimaginables. Terroríficamente brillantes. 

Ojo. Que los dos nombres en cursiva no agraven lo que luego sucede. De hecho, es imprescindible pensar que estamos viendo más de lo mismo. Es lo que quieren los creadores. Es lo que consiguen a todas miras. La sorpresa radica justo ahí. En pensar que hemos visto todo (bendita e ingeniosa portada). Cuando en realidad, no hemos visto absolutamente nada. La cuadrilla avanza, y el "azar" ha ejecutado su mano para que los jóvenes sufran un tremendo acoso por parte de ... bueno, por parte... bien.

En un alarde de imaginación terrible. Goddard crea un hilo empático con el espectador en forma de clichés (benditos seáis) post-adolescentes. La idiota, el fumao, el fuerte, el elegante, la virgen... bien. Para cuando hemos sido capaces de repudiar-empatizar con ellos, Goddard nos recrea con una explosión de inverosímiles acontecimientos que nada hacen presagiar lo que el espectador a priori había pensado. Gran acierto. Mejor puesta en escena.

Una de las cosas que más llama la atención es que la cinta no va a ser estrenada en los cines españoles. Hemos tenido la "suerte" de ver en las carteleras "joyas" como Scream 47, Sé lo que hicísteis 16, y esta maravilla de género no tiene cabida. Bravo por el sentido común. De igual modo, y gracias a su perfecta ejecución, la película ha sido un arrollador caballo de batalla exitoso en todos y cada uno de los festivales en los que ha participado. No sólo el espectador de pie ha bendecido este diamante, pues la crítica profesional ha coincidido con el transeunte de a pie, y la conjunción de ambos ha reunido los mejores elogios. Habrá que prestar atención a este joven director, porque lo que ha creado con poco presupuesto y menor repercusión es un éxito. "The cabin in the woods" se ha convertido en la mejor película del año -no me importa el género- y ha quedado por siempre grabadas en las retinas de los espectadores que la han visto.

El re-gusto con el que la historia llega a su fin es dulce como una bolsa de palomitas gigante y agrio como un tomate pocho. Es un boom de sensaciones, es experimental, es vacilona a más no poder, pero respetuosa con los clichés del género. Es feroz. Es un camino triunfal a la sorpresa constante. Es sencillamente una película absolutamente recomendable para verla rodeado de los amigos más gansos, los más serios, los menos analistas, los que piensan antes de que la escena cambie. Es una película que dará que hablar en todos los círculos sociales. Es... en definitiva, un auténtico escándalo.

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