domingo, 11 de agosto de 2013

Expediente Warren: The Conjuring


Fantasmas. Posesiones. Exorcismos. Demonios que ocupan el cuerpo de una inocente... Larga es la lista de tópicos que hoy en día nos inundan hasta la saciedad en el cine contemporáneo. 

Nada nuevo, claro. Lo malo es que hablamos de James Wan (director de las grandiosas "Saw" e "Insidious"), entonces, hay que cambiar el discurso. Este australiano de origen asiático hace de su inteligencia el mejor antídoto para combatir la falta de ideas con una historia diferente que contar. Vayamos por pasos.

Como digo, lo que acontece en "The Conjuring" lo hemos visto en "tropemil" películas de género. Sin duda que sí. Sin embargo, la conjunción entre sustos originales e historias intensas es sencillamente brillante. La tensión embriaga al espectador más exigente y experto. Los eventos se suceden de menos a más, como buena película de terror. La aparición de ciertos elementos oníricos (vaho, reloj parado a cierta hora, etc.) elevan la cota de incertidumbre hasta límites ajenos al sentir humano. Magistral lección de cómo contar lo mismo de siempre de una manera absolutamente distinta.

Después de la tormenta siempre llega la calma... ¿o no?

Unión familiar. Los Warren, protagonistas de varias situaciones terroríficas relacionadas con los muertos, forman una especie de gabinete de ayuda contra el mal. En un momento dado, una madre desesperada les suplica ayuda: en su casa sucede algo, y es muy violento.

Bajo esta premisa -sencilla y nada novedosa-, nos enmarcamos en un devenir de acontecimientos bajo una atmósfera desasosegante. En unos años setenta donde la familia es el quilate más brillante y valioso, el mal irrumpe sin piedad, lanzando un órdago al eslabón más débil de todos: la unidad familiar. 

El mal se instaura en la casa, y no escapará hasta que alguien lo resuelva con éxito. La hostilidad se desata dentro de esos muros como una chispa enciende un fuego: lenta pero concienzudamente. Es aquí donde el principal talento de Wan entra en escena, que no es otro que la paciencia. La historia arranca a fuego lento, pero luego las ascuas nos desmenuzan para no dejarse apagar hasta el final -magníficos créditos finales.

La aparición no teme a la luz, pero la familia sí teme su falta

Sustos. Una vez hemos conocido el porqué de las desavenencias con el "nuevo inquilino", la tormenta de espadas nos arrolla. No hay respiro. Ni un sólo minuto. El ritmo que impulsa el director australiano quiebra el corazón del guerrero más bravo. Inconmensurable muestra de buena dirección con ángulos imposibles, elementos secundarios en la imagen que nada hace sospechar lo que vendrá y una elección de actores siempre digna, aunque sin muchos alardes. El combinado hace de esta película un clásico atemporal, que residirá en nuestras retinas para siempre. ¿Mejor película de terror de la historia? Puff... no me hagáis ir por ese camino, por favor.

No todo son sustos, que conste. La tensión es insoportable. El in-crescendo de imágenes y situaciones tenebrosas abruman al espectador. Con un gusto exquisito, el creador de "Saw" ejerce una presión tremenda sobre la historia. Da exactamente lo que cualquier amante de este género desea. Situación tras situación, la hostilidad va en aumento. El mal nunca claudica. El bien siempre lamenta.

Anabelle, instigadora del mal más perverso. Puente entre lo real y lo irreal

Miedo. Sensaciones de pavor vienen dadas cada poco tiempo a partir de la mitad del metraje en adelante. Especialmente cuando el espectador comienza a atar cabos sobre la crueldad de la casa en sí misma. Cuando se abre la puerta -maldita muñeca-, nadie será capaz de cerrar una sola ventana. 

Es el mejor ejemplo de horror que nadie puede ver en los cines hoy en día, y aunque no quería mojarme mucho, creo que el podio se queda corto para este perfecto ejemplo de pasarlo mal con placer. Una historia aterradora mil veces contada, con elementos novedosos y originales hacen que se olvide la primera premisa a pies juntillas. Es el nuevo maestro del terror, y de eso no hay duda alguna. Gracias James Wan. Gracias por amar este género tanto como para hacer lo que te gustaría ver.