sábado, 11 de agosto de 2012

Batman: The Dark Knight Rises



No se me ocurre mejor carta de presentación para iniciar este blog. Después de dos años de espera, nos llega, por fin, la tercera (y esperamos que definitiva) entrega del caballero oscuro.

Es interesante percibir el adjetivo de esta última descripción -oscuro- y es que Christopher Nolan ha conseguido dar un aire bastante agresivo y etéreo al personaje durante las tres películas. De hecho, diría que el personaje en cuestión deja de ser un héroe en todos los sentidos, para convertirse en parte de un mundo totalmente ajeno al universo DC comics, que lo vio nacer.

En definitiva, intenso y sólido cierre a la trilogía del director inglés basada en el personaje de cómics de Bob Kane, en términos generales, ligeramente inferior a la obra maestra anterior y bastante superior a la primera aparición del hombre murciélago.

La puesta en escena es impresionante, y como su antecesora, el inicio otorga un plus de tensión que no se apaga hasta el final del film. Aunque es justo añadir que dicha inquietud y tensión se mantiene tan constante por méritos de la brillante banda sonora firmada por Hans Zimmer, solventando las secuencias dramáticas de manera poderosa y acertada. Añadir también, que la ausencia de música en ciertas escenas de violencia bien ejecutada termina de disparar la crudeza y la oscuridad a la que antes nos referíamos.

Entremos en el universo de esta tercera entrega por el elemento común que ha perdurado en las tres entregas: el ritmo narrativo. Y es que a pesar de algunas frases un tanto extrañas y relativamente forzadas ("Quiero volver al terreno de juego"), la intensidad de los diálogos y la soltura de las secuencias otorga a Nolan la llave para hacer que el visionado se haga corto (pese a los 164 minutos de duración), como decía un buen amigo "te deja con ganas de más". Debido al trabajado guión, lamentablemente la película se pierde a veces en las inevitables complejidades y preguntas que aparecen al querer cerrar una saga de horas de duración. El hecho de clarificar respuestas o movimientos de anteriores entregas hace decaer en varios momentos la intensidad y la velocidad de acción de algunas escenas. No obstante, insisto, el perturbador desenlace (y sus maravillosas y ciertamente inesperadas sorpresas finales) dejan el listón muy alto para cualquier rebooth (se rumorea que empezaran otra vez la saga en 2016).


"Soy el apocalipsis de Gotham" Bane

El punto fuerte de Nolan, a parte de su exquisita mente para ejecutar complejos giros de guión (como ya demostró en la inolvidable "Memento" o la algo más liosa "Origen") es, sin duda, la elección de actores. El elenco de caras conocidas no cesa durante todo el metraje, pero en mi humilde opinión, hay tres vértices que sustentan el núcleo argumental de la cinta con sus brillantes actuaciones: Anne Hathaway (Selina Kyle), que tiene un peso argumental decisivo durante el desarrollo de los acontecimientos, y que hace de su inocencia y mirada el eje del papelón que ejecuta; Tom Hardy (Bane), donde su imponente corpulencia y maldad (que incluso pueda llegar a entenderse en los tiempos que corren, me entenderéis cuando la veáis) no hace más que añadir cierto realismo a los sucesos que acontecen en Gotham. Impresionante crudeza y muestra de poder en una actuación estelar donde en ningún momento se le ve la boca debido a la máscara que usa, por tanto, el eje de su papel radica en la apabullante mirada y la ecléctica violencia de sus gestos; y por último, Joseph Gordon-Levitt (John Blake), donde muestra la humanidad y el alma de la ciudad de Gotham encarnada en un ciudadano de a pie más, donde la injusticia le hace delimitar sus actos a consecuencia del bien común, no del beneficio personal. 

Mención especial también para Alfred, el mayordomo (Michael Caine) y Fox (Morgan Freeman), cuya edad sólo hace brillar aún más sus actuaciones con unos papeles opuestos realmente interesantes.

En resumen, espectacular y entretenido cierre de una trilogía cuyo visionado debe hacerse imprescindible como buen amante del cine en general, y no de superhéroes en particular. Devastadora primera mitad de película, e interesante final, que sin embargo queda levemente deslucido por algunas secuencias más anodinas y exentas de interés para el desenlace de la historia, y que hacen caer el vertiginoso ritmo del film. Pese a ello, sensacional capítulo final del héroe más humano del cine.

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